Dolor de tendinitis extensora

La tendinitis extensora es una afección caracterizada por dolor, inflamación e hinchazón de los tendones que unen los músculos extensores a los huesos de la mano y la muñeca. Estos tendones son responsables de extender la muñeca, los dedos y el pulgar, y pueden lesionarse o dañarse debido a movimientos repetitivos o uso excesivo.

La causa más común de tendinitis extensora es el estrés repetitivo o la tensión en los tendones. Esto puede ocurrir debido a actividades que involucran movimientos repetitivos de la muñeca y los dedos, como escribir, tocar un instrumento o usar el mouse de una computadora. La afección también puede ser causada por un traumatismo o lesión en los tendones, como un golpe directo o una caída sobre la mano extendida. En algunos casos, la tendinitis extensora puede desarrollarse debido a afecciones médicas subyacentes, como artritis reumatoide o gota.

El síntoma principal de la tendinitis extensora es el dolor, que generalmente se siente en el dorso de la mano o la muñeca. El dolor puede ser sordo o agudo y puede empeorar con ciertos movimientos o actividades. Otros síntomas pueden incluir rigidez o rango de movimiento limitado en la mano o muñeca afectada, hinchazón, sensibilidad al tacto y sensación de debilidad o inestabilidad. En casos graves, el tendón afectado puede incluso romperse, provocando un dolor repentino e intenso, junto con la imposibilidad de utilizar la mano o muñeca afectada.

Para diagnosticar la tendinitis extensora, un médico generalmente comenzará realizando un examen físico de la mano o muñeca afectada. También pueden solicitar pruebas de diagnóstico por imágenes, como radiografías, ecografías o resonancias magnéticas (MRI), para evaluar la extensión del daño al tendón. Una vez que se haya realizado un diagnóstico, las opciones de tratamiento dependerán de la gravedad de la afección y la causa subyacente.

En casos leves de tendinitis extensora, el tratamiento puede incluir reposo, hielo, compresión y elevación (conocido como protocolo RICE), junto con medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE) para ayudar a reducir el dolor y la inflamación. También se puede recomendar fisioterapia para ayudar a mejorar la fuerza, la flexibilidad y el rango de movimiento en la mano o muñeca afectada. En casos más graves, un médico puede recomendar una inyección de corticosteroides para ayudar a reducir la inflamación y el dolor. En casos raros, puede ser necesaria una cirugía para reparar o reemplazar un tendón gravemente dañado.

La prevención de la tendinitis extensora implica evitar actividades repetitivas o extenuantes que puedan tensar o estresar los tendones de la mano y la muñeca. Tomar descansos frecuentes, utilizar equipos ergonómicos y mantener una postura adecuada también puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar esta afección. Realizar ejercicio y estiramientos con regularidad también puede ayudar a mejorar la fuerza y ​​la flexibilidad de los músculos y tendones de la mano y la muñeca.

En conclusión, la tendinitis extensora es una afección dolorosa que puede afectar significativamente la funcionalidad de la mano y la muñeca. Si bien las opciones de tratamiento pueden variar según la gravedad de la afección, el diagnóstico y la intervención tempranos pueden ayudar a prevenir daños mayores y facilitar una recuperación más rápida. Con descanso, terapia y estrategias de prevención adecuadas, muchas personas pueden controlar sus síntomas y regresar a sus actividades diarias sin mayores complicaciones.